27 dic 2013

Sobre María Mandinga

Una tarde de panza de burro vestida de invierno tras bajar las escaleras sin ventanas del aula, decidió dejar de tocar el piano.

Sus manos son finas, con dedos largos y uñas cortas, de paleta larga.

La memoria, relativa. Puede realizar ejercicios de repetición para olvidar al no encontrar en ellos utilidad alguna. 
Interés y las manos, única descripción de lo que ha aprendido y aprenderá.

Las clases no le ayudarían a improvisar. Así, creyó pertinente cambiar el uso que hacia de esas horas.


Ahora sus manos alzan,

le acompañan a los lados cuando mira, o simplemente está. No hay que dar explicaciones simplemente por sólo estar.
Colocan el filtro en sus labios,
guían el lápiz,
parten chocolate,
agarran con fuerza,
sostienen la copa de vino.
Manejan.
Hacen click y signos obscenos a los que tocan el claxon.

Activan el sonido de la piedra del encendedor como si el fuego fuera para una dama.

Muerden y acarician la piel más suave.

Su madre dice que se ha convertido en una mujer rara de esas que en vez de hacer punto de cruz, leen. Que se parece a su abuela. Ella sólo escuchó su voz por teléfono, ella no la vio nunca.

María Mandinga no va ser pianista. De todo esto sólo aprendió a escrutar, ejercitar y atender a las manos.
Menos mal que no le dejaron vender el piano para comprar una moto. Cuando tenga el pelo blanco, volverá a tocarlo. Se reconocerá en su negro reflejo.

Mientras inspirará, ante lo que quiere ver.

Es tódo lo que puede decir del proceso de tener manos hasta la fecha.


A donkey-belly afternoon dressed in winter clothes she decided to quit the piano lessons while going down-stairs, there were no windows.

Her hands are thin, with long fingers and short nails of long surface.
Her memory, relative. she can play repetitions exercises to forget, not finding them usefull.
Interest and her hands, only description of what she learnt.

The lessons won't help her to improvise, so she made the desition of keeping those hours busy with other subject.

Now her hands hold,
stand by the sides while she see things, or just let herself be. There is no need to give explanations when you just are.

They put the filter on her lips,
lead a pencil,
touch the softest skin,
they tear chocolate,
grab hard,
hold the wine glass.
Lead,
click and show obscene signs to the ones that honk.

Make the stone of the lighter sound as if the fire was for a lady,
They get inside you, of your nose.
My hands bite and touch the softest skin.

My mother says I became one of those strange women that instead of make labours, read. That I look like my grandmother. She only heard her voice, i never saw her.
María Mandinga won't be a pianist. All in all, she only learnt to stare, move and pray attention to her hands.
Thanks got they didn't allow me to change the piano for a motorbike. I will play again when my hair turns white. I like the lines and finishing. I will recognize myself on the black reflection.

Until then the girl will play other things. Breath-in in front of what she wants to see.

This is all I can say about the process of having hands today.

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