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En las contadas ocasiones en las que salí del zulo durante las semanas entregas me percate de que algún coloso con sindrome de diogenes se habia dedicado a arrancar esculturas de Martin Chirino para llevarselas vaya usted a saber donde.
Estos incidentes me tenian preocupada.
Solo quedaban resquicios de su existencia por los basamentos desnudos y huecos en la tierra en la que fueron implantadas.
Llevaba una semana sin detenerme a leer el periodico, y nadie se molestó en poner un cartel de "vuelvo en cuanto el comité evaluador de la Capital Cultural Europea termine", en el lugar que habian dejado las esculturas.
¿Que que me parecio tropezarme con las esculturas de Chirino en Triana?
Descubri el contacto de la Espiral del viento con el suelo.
Ahora creo que está aún mejor situada en la circunvalación de Tafira.
La calle se transformo en una suerte de museo al aire libre ,un museo saturado.
Sentí el impulso de abrir una ventana.
La escala de las piezas mezclada con la cantidad de gente que se arremolinaba a su alrededor me hacia tropezar con todo.
Creo haber sentido una sensación de desorden al ver esa sucesión de acontecimientos ordenados de forma lineal.
Se hizo de noche y cerraron el bar.
La vuelta a casa, en cambio, fue agradable.
DELICIOSO AÚN SIN VER. EL OLOR LITERARIO SE DEGUSTA
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