La de mi tía Paca, en La Villa (Valverde, El Hierro).
Croquis de su trazado según percepción infantil
En los ochenta empezaron las obras sobre la antigua casa familiar. Ella siempre había imaginado una gran escalera. Así le dijo a mi tío abuelo Nicanor, por donde me viene el Hernández, y planearon juntos su trazado.
Encargaron la estructura de madera, que se desarrolla sobre el salón en triple altura, a una carpintería.
Cuando estuvo terminada llamaron a mi tía para que la viese.
Dice que aún hoy recuerda la impresión de verla erigida sobre puntales en medio de la nave industrial.
Yo recuerdo pasar las horas de principio de los noventa jugando en ellas.
En una casa de adultos, me entretenía crear un mundo allí. Cada peldaño un apartamento o parte de ciudad, en una sucesión de planos ad infinitum.
Arranca frente al hogar y va rotando sobre un eje helicoidal hasta cambiar de sentido, para ser recibida en la tangente con el forjado de la siguiente planta.
La cadencia de paso de Leomari al bajar de su cuarto vestida en su traje de novia, otra imagen indeleble desde mi niñez vinculada a la misma.
Los recuerdos siempre estarán ahí
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